Recortamos. Una historia cualquiera. ERU. AG. Fotos: 4 médicos y un paciente, un sombrero mexicano, una cabra oliendo una hojita, un emboltorio de queso holandés y un helicóptero

Una historia cualquiera
 
 
            Todavía recuerdo aquel día que me desperté en el hospital.
 
            Era una mañana calurosa de verano y el sol penetraba insolente a través de los ventanales. Estaba tumbado en una cama de una habitación amplia y de paredes blancas. A decir verdad, toda era blanco a mi alrededor. Miré de un lado a otro, pero no encontré a nadie con quien hablar. De fondo se escuchaban murmullos que procedían de una habitación contigua, pero no lograba entender nada.
 
            De repente, un pensamiento asfixiante invadió mi mente. ¿Dónde estoy? ¿Y cómo he llegado hasta aquí?
 
            Decidí incorporarme y dar respuesta a esta cuestión. El intento fue en vano, ya que mi cuerpo no quería obedecer las órdenes que mi cerebro le enviaba insistentemente.
 
            Después de varios intentos desistí en mi empeño y en ese momento, tuve la sensación de que alguien se acercaba a la puerta de mi habitación y tenía la intención de entrar.
 
            Pocos segundos después, una cuadrilla de médicos se dirigieron apresuradamente hacia mi y rodearon mi cama. Uno de ellos comenzó a hablarme. Entendía lo que me decía pero notaba algo extraño en su forma de hablar.
 
            Interrumpí su discurso bruscamente y le pregunté dónde estaba. El médico, natural de Cuba, fue en busca de un taburete y se sentó al borde de mi cama, lo que hizo pensar que era una larga historia.
 
            Me contó que había llegado en helicóptero hacía tres días. Me había encontrado inconsciente en una playa de difícil acceso bajo un sombrero mexicano enorme, que cubría gran parte de mi cuerpo. A mi lado había una cabra de ojos saltones que olfateaba cualquier cosa que estuviera a su alcance. Las hojas de perejil le gustaba especialmente.
 
            Al parecer un turista holandés que acostumbraba a dar un paseo por la orilla de la playa mientras saboreaba un bocadillo de queso plato, porque sentía nostalgia de su país, me encontró a primeras horas de la mañana.
 
            Continuará...