Carla del Pino Rodríguez Padrónñ. 2ºA. El mar.

Era domingo por la mañana cuando me desperté. Hacía un día precioso. Abrí los ojos y me quedé pensando en cúantas cosas tenía que hacer este verano, pero no eran muchas. De repente escuché un grito. Me levanté alterada. Me puse las chanclas y una rebeca. Miré por la ventana y  ví a mi mejor amiga, Clara, ahogándose en el embarcadero. Salí corriendo.
Cuándo llegué y la ví, a su alrededor noté una sombra que la arrastraba hacia el fondo del mar. Me quedé parada, sin saber qué hacer. De repente volví a la realidad. Corrí hacia donde ella estaba y le cogí la mano. Ella sacó la cabeza del agua e hizo fuerzas para salir. Lo consiguió. Cuando sacó todo su cuerpo del agua nos fimos corriendo de allí.
Nos fuimos a mi casa. Cuando lleguemos le pregunté que cómo se había ahogado o por lo menos caído al agua. Ella me explicó que se había despertado por la mañana, había visto la luz del sol por su ventana y que se volvió a acostar. Cuando abrió de nuevo los ojos se vió en el agua. Cuando escuché su historia me quedé aterrada, pero al mismo tiempo sorprendida de lo que había pasado.
Al día siguiente Clara vino desde muy temprano a buscarme. Quería que fuésemos juntas a la biblioteca del pueblo para buscar información sobre algún asesinato o muerte sospechosa que la relacionase a ella o a su familia con el caso.
Cuando llevábamos un rato buscando, encontrémos lo que queríamos. Un caso que sucedió el 19 de julio del 1996, justo la fecha en la que nació Clara. El caso era muy extraño porque se trataba de una mujer que murió en el embarcadero del pueblo. Hacía unas horas que ella había tenido a su niña que se llamaba Clara.
Cuando Clara acabó de leer esta última frase se quedó en blanco. Imprimió el reportaje de el caso y se fué corriendo a su casa a enseñárselo a su  padre.
Cuando llegó a su casa, no saludó a nadie. Fue directamente a hablar con su padre. Su padre se sorprendió mucho porque Clara normalmente era una chica encantadora y muy educada, pero aquel día no fue así. Ella le enseñó a su padre el caso y este al verlo comprendió lo que le ocurría. Cuando Clara vió su cara supo que lo que decía el reportaje del caso era verdad. La mujer con la que había estado viviendo durante todos estos años  no era su madre, y lo peor fue que su padre, con el que tenía mucha confianza, no le había contado la verdad. No le dejó tiempo a su padre para que le diese una explicación.
Subió a su habitación, metió sus cosas en una maleta y se fue. Como yo vivía cerca, no tardó mucho tiempo en llegar a mi casa y tocar. Le abrí la puerta y me preguntó que si se podía que dar en mi casa, yo sin pensármelo le dije que sí y  subimos a mi cuarto. Cuando lleguemos allí ella se instaló y se acostó en la cama. Se pasó allí toda la tarde y sin hablar. Cuando llegó la noche me dijo que si quería ir con ella al embarcadero y yo le dije que sí.
Cuando lleguemos allí yo me senté en la arena y ella se remangó los pantalones y empezó a entrar en el agua. Yo pensé que se iba a mojar un poco las piernas, pero se mojó todo el cuepo, hasta tal punto y el agua le cubría la cabeza. Al principio no me preocupé, pensé que era lo mejor para ella para que se relajase, pero llevaba mucho tiempo sumergida y no salía. Me levanté agitada y me metí en el agua para sacarla pero no la encontraba.
Me fui corriendo para avisar a la policía. Nos pasemos toda la noche buscándola pero no la encontramos. Nunca más la volví a ver.
Pocos meses después su padre murió y ahora ya están toda la familia junta.
Ahora ya yo no vivo en ese pueblo, pero todos los veranos que voy a visitar a mis padres con mis hijos y mi marido, pienso en ella y en el por qué se fue mirando al mar.  

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