Amor eterno. Abenaura González Melián.

Lo quise desde siempre pero el nunca lo supo. Los años fueron pasando y yo seguí muy de cerca su vida, sus noviazgos, su casamiento. Estuve a su lado cuando nacieron sus hijos y hasta fui la madrina de uno de ellos.
Su rostro se iluminaba cuando me veía, su sonrisa me turbaba. Yo lo amaba, pero el no lo sabia, era mi amor imposible. Nunca me case, quería vivir para el. Jamás me atreví a insinuarle nada cerca de mis sentimientos y un día el enfermo. Todo paso muy rápido, sabíamos que moriría pronto. Fui a verlo, me quedaba largos ratos a su lado, y ya no había alegría en su rostro pálido.
En un momento sentí que su mano se apretaba fuertemente a la mía, abrió sus ojos, tristes, llorosos. Sus labios susurraron las palabras que siempre esperé pero jamás creí llegar a escuchar. Muy suave, lentamente, me dijo: 
-Mi amor, gracias por todo lo que me diste. Te diré un secreto, te quiero, te ame como a nadie en este mundo pero nunca me anime a contártelo, tuve miedo a ser rechazado, será por muy orgullo. Pero, te pido, que sigas tu vida, que yo te esperaré en el cielo.
Desde ese día, yo no he vuelto a salir de casa, no me apetece nada. Y con ya unos 80 años, sé que me moriré pronto, y podré estar con el hasta que dios nos quiera separar, por que la muerte, ya nos separó.

 Unos meses mas tarde, esta señora llamada Lucía, murió. Pero, murió por encontrarse con su nuevo amor.


Espero que ya que la hice de nuevo, por la otra, ser muy larga. Espero que esta, esté bien.







No hay comentarios:

Publicar un comentario