Queridísimo hermano:
Te escribía para saber si seguías vivo después de la cantidad de tomates que te han tirado, porque no sé si te habrás dado cuenta de la porquería de trabajo que has hecho. Has roto la reputación malvada que tenemos todos los lobos. Mira que papá y mamá decidieron darte el papel más sencillo y, ¿así es como nos lo pagas? ¿Tú te crees que con soplar para “intentar” derribar unas casas vas a seguir siendo malo? Pero bueno, por favor, si hasta saliste chamuscado por la chimenea de una de ellas. ¿No te da vergüenza que hasta unos cerdos sean más listos que tú? Yo, sin embargo, soy la estrella de la de la familia y por la inteligencia y el arte del disfraz que he tenido en mis trabajos, he conseguido fama internacional.
encantador hermano.
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