El entierro de la Sardina. Abenaura González

Fue un día... 8 de Agosto cuando lo conocí.
Afortunadamente, tuve la oportunidad de chocarme con él, mientras hablaba con mi amiga.
                    
            -Andrea, ¡cuidado!

Y de repente, me vi tirada en el suelo, con la camisa manchada de helado.

            -¡Oye, podrías mirar por dónde vas!
            -¡Tú también podrías haber mirado! ¿no?

Su mirada me llamó la atención. Quise pararme a mirarle un rato. Él me miraba, mi amiga estaba en la inopia. Yo estaba embobada con sus labios, esos labios que desee ver como se movían al ritmo de mi corazón.

-Me llamo Daniel... -dijo bajando su mirada-. ¿Y tú?
-Andrea. Encantada...

Y así fue como empezó todo. Nuestra relación. Nuestra mini conversación fue el motivo de que nuestra amistad cada año, en ese día, en el día del entierro de la sardina, fuésemos felices. 
Y aunque sea increíble de creer...   Daniel y mi amiga Carolina, están juntos. 
Gracias a ese choque, empezaron dos relaciones.

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