Unas vistas sin fondo._ Marta García Castellano 2ºC

Erase una vez, en un alto tejado, se hallaba sentada una niña esperando para ver las estrellas, estaba sola y el único sonido que se oía era el baile de las hojas.

De repente se escuchó un ruido, la niña asustada se dio la vuelta lentamente. Estaba muy nerviosa y sentía como el corazón le iba a mil. Al girarse vio unos grandes ojos negros que la acechaba desde la chimenea. Entonces, fue cuando pensó en salir de ahí lo más rápido posible pero decidió enfrentarse.

Se acercó sigilosamente a la salida de la chimenea y vio que se trataba sólo de un pequeño gatito de ojos saltones. La niña agarró rápidamente a este gatito, pues este estaba colgando de un lateral de la chimenea.

 

 

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