Jorge Javier Gil Moreno. Gran Canaria. A las siete en punto

Yo a las siete de la tarde me encontré un caballo que se llamaba Gradu tenía una silla atada en el lomo, me monte y fui de pueblo en pueblo buscando a su dueño, no lo encontré  entonces yo cuide al caballo.

A la semana fui otra vez pero ahora mucho más lejos  y tampoco lo encontré, le pregunta a gente de todos sitios, desde los más jóvenes hasta señores mayores. Un día con le esperanza de encontrar a su dueño me fui al un barrio que habían pocos habitantes  tampoco era de nadie. Pues tome la decisión de quedármelo, lo pasamos genial corriendo por las praderas. Al cabo de ocho años se murió. Siempre recuerdo el día y la hora que me lo encontré eran las siete en punto

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