A las siete en punto. Moisés García. Gran canaria.

Una tarde de verano estaba Kate sola en casa porque sus padres trabajaban, hacía los deberes como otro día cualquiera, pero sonó el teléfono, era raro porque nunca sonaba. Era una voz extraña que nunca había escuchado y al colgar se dio cuenta de que eran las siete en punto. Día tras día sonaba el teléfono, con la misma voz y a la misma hora. Pero el siete de julio esa voz le dijo que fuera al parque de nueva York.

Llegó al parque pero no veía a nadie, de repente se dio cuenta de que la agarraron y le taparon la boca con un paño y se asfixio y se murió.

Los padres cuando llegaron a su casa no había nadie pero había una nota que decía: ``Estoy en casa de una amiga´´. No se preocuparon pero al pasar unos días ya no podían aguantar y empezaron a buscarla.

Un día pasaron por delante de una fábrica y vieron algo que brillaba, se acercaron y se encontraron a su hija muerta, enseguida llamaron a la inspectora Beckett. A Kate la llevaron al laboratorio, había muerto a las siete en punto de esa mañana y asesinada por su novio por haberle puesto los cuernos con una chica.

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