A las siete en punto. Jose Santana Rodríguez. Gran Canaria

Era domingo por la noche y puse mi despertador a las siete en punto para ir al instituto. Cuando sonó el derpertador sentí en la ventana de mi habitación un pájaro que cantaba y tocaba con su pico en el cristal. Me levanté corriendo y ya no estaba. ¡Qué cosa más rara!,pensé. Se lo conté a mi madre que estaba en la cocina. Ella me dijo: Seguro que estabas soñando. Pasó el día. El lunes por la noche vuelvo a poner mi despertador. Estaba bastante cansado porque por la tarde terminé los deberes a las siete. Me acosté temprano,puse el despertador. Ya le había puesto pilas nuevas. Me desperté dos minutos antes de las siete, esperaba que sonara el despertador pero, ¡tampoco sonó! El pájaro estaba de nuevo en la ventana como si estuviese llamándome. Desde entonces le llamo mi despertador preferido: El de las siete en punto.

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