LA VIDA ES UNA MIRADA. Elisabeth Almeida Díaz. Gran Canaria

Recuerdo ese día como sí fuese ayer, tras caminar por aquel precioso lugar, aquella tarde.

También me acuerdo de tus caricias, mis miradas y como no tu preciosa mirada, pero también recuerdo aquel trágico suceso, por el cual lloro mientras leo tus cartas, que tú me mandabas con tantas fuerzas de verme bien y hacerme sonreír en aquellos momentos tan difíciles.

Maldigo ese 4 de Diciembre con todas mis fuerzas, ese día fue el último que pude oír tu voz, antes de que aquel coche, tirara por los aires toda mi vida, ese amor…

Fue tras la salida de mí casa, yo te decía que tuvieses cuidado, mientras tú caminabas en dirección a tú casa y de repente…

Un policía se acerca a mí y me pregunta que sí he visto el accidente, yo permanezco inmóvil, sin habla, con la mirada perdida, solo oigo y recuerdo tu voz.

Tres de la tarde nos encontramos en el hospital, esperando a que nos den noticias. El médico sale y nos dice, que tu estado es muy grave y que se teme por tu vida, ya que has sufrido muchos golpes en la cabeza.

Tras tres terribles meses en coma hoy te suben a planta, pero aun sigues sin abrir los ojos.

Cinco de la tarde y un ojo tuyo se abre, tú mirada sigue con esa llama con la que se apago, algo en mí se encienda, pero tú no reconoces a nadie.

Ahora me encuentro en tu habitación, intentando buscar una sola, por lo menos una solo solución, a este, mi dolor. 

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