Una manzana en mi vida. Silvia Dieppa Delgado. Gran Canaria.

Hugo se preparó para sacar a su perro a pasear. Se aseó, se vistió y le puso la correa a su perro. Como muchas otras veces, iba a llevar a su perro por el camino de manzanos. Pues los árboles estaban repletos de manzanas y todo era muy bonito. Hugo siempre cogía alguna. Esta vez una manzana le había llamado la atención. Era diferente a las demás. Ésta era de un rojo intenso y parecía desprender unos destellos a la luz del sol. La cogió y la mordió. Cuando llegó a su casa, con la manzana, descubrió que pasaban cosas raras. Si quería coger un vaso de agua, solo con pensarlo y con un gesto, se ponía solo. Ahora Hugo tenía poderes. Tras haber escuchado el preciado nombre del árbol del que había sacado la manzana, se dirigió a la biblioteca más próxima para buscar información. Al parecer, cada cien años brotaba del árbol una manzana especial. Que daba poderes para toda la vida. Hugo creyó que tenía un don y lo guardó en secreto. Todos los días iba por el camino de los manzanos, a probar algunos poderes y también para mantener el árbol en buen estado. Y eso fue lo que hizo durante mucho, mucho tiempo.

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