Había una vez en un pueblo africano un niño que se llamaba Simeón; estaba jugando con sus amigos cuando de un segundo para otro se cayó dentro de un pozo. Al oír los gritos los amigos se acercaron y vieron que Simeón no terminaba de caer, entonces fueron a contar a otros padres lo que había pasado y les contestaron que en ese pozo se había caído mucha gente. Los amigos cogieron una cuerda y empezaron a bajar por el pozo. Al ver que no llegaban al fondo y que se estaban encontrando cansados, decidieron subir. Días después, los niños vallaron el pozo para que nadie más volviera a caerse. Desde ese momento le pusieron "El Pozo sin fondo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario