Domingo. José Adrián González.

¡Mira que se lo repetí mil veces! ¡Que esto ya no es lo que era antes! Y él siempre dice lo mismo: ¡Una y para casa!   Dios, qué dolor de cabeza, ¡Qué resaca!

Se suponía que iban a ser un par de horas, que era el cumpleaños de la piba y que solo quería ir a verla para felicitarla…¡Mentira! Al final acabamos a las cinco de la mañana buscándola como locos por todas los pubs y discotecas de Las Palmas, y claro, en cada una había que tomarse la consumición que te dan al pagar la entrada, para no hacerle el feo, decía una y otra vez.

Encima, cuando ya estábamos subiendo para casa, va y le llama la piba y le dice que está en el Yumbo, que la fuera a buscar, y sin pensárselo dos veces le dice que sí, ¡el carabobo!

Para allá que fuimos, tensos como cometas. No me acuerdo de lo que pasó después, yo solo sé que llevo varias horas aquí sentado esperando que se me pase la resaca y pensando en cómo puedo explicarle esto a mi mujer. ¡Me va a matar! ¡Qué domingo más largo!

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