Érase una vez un niño que tenía su propio citapeco, era alguien que tenía sus mismas características. Estaba uno dentro de otro, pero un día quisieron hacer magia y el citapeco salió del cuerpo del niño diciendo: - soy tu citapeco y soy igual que tú. El niño se quedó sorprendido al saber lo que pasaba. Le enseño la ciudad, pero el citapeco ya la había visto a través de los ojos del niño. Salían por las tardes a ver películas, pero tenían un problema, la gente se confundía porque eran iguales, se lo pasaban divertido, pero sabían que esa diversión se iba acabar, porque la magia desaparecería y el citapeco volvería otra vez dentro del niño. A la semana siguiente el niño despertó y no encontró al citapeco, entonces pensó: - ¡ya volvió a mi cuerpo!
Empezó a llorar y el citapeco volvió pero ahora pensaba por sí mismo.
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